Aterrizaron a las afueras de Hermosillo. El terreno desertico junto al silencio, tranquilizaron a Selemí. Jared dejó caer a Bruno sobre el suelo sin ningún cuidado.
-¡Jared, tén cuidado!-lo regaño la chica.
-No sé porque os preocupaís tanto por ese mundano.-dijo Christian con amargura.
-No me preocupara tanto si lo tratarán bien.
-¿Para que cargamos con él?-terció Jared-¿Por que no lo dejamos aquí?
En respuesta, recibió un golpe en la cabeza de parte de Selemí.
-¡Por que se va a morir si lo dejamos aquí!
-Yo no veo el problema.-dijo Christian con indiferencia.
Con ganas de arrancarle los ojos a los dos, Selemí se limitó a asegurarse de que Bruno seguía respirando. Jared la observaba con gesto divertido mientras Christian miraba con aburrimiento a su alrededor.
-¿Está vivo?-preguntó Jared.
Selemí le lanzó una mirada dura.
-No sé porque te preocupas. Morirá tarde o temprano.
-¿Podrías callarte? Todo esto no hubiera pasado si tú no hubieras venido.-dijo, golpeando a Christian en el pecho. Este dio un respingo.
-Tenía que buscar a mi hermana, ¿que querías? ¿Qué os dejara a merced de los gilipollas de La Sede?
-¡Yo podría enfrentarme a ellos!
-¡Oh, si, claro! ¡Ya quiero ver eso!
Furiosa, por el tono sárcastico de su hermano. Selemí no puedo contenerse en darle un bofetón. Christian sin poder creérselo, se tocó la ardiente mejilla.
-uh...-silbó por lo bajo Jared-Chicos, no es momento para discusiones, ¿si?
-¡¿Por que hiciste eso?!-exclamó Christian sin importarle las palabras de Jared.
-¡Por que te lo mereces!
-¿Y que os mereceis vos, malcriada?-tomandola del brazo, la obligó a mirarlo a los ojos-Ya he tenido suficiente de ti,hermanita. Si he de amordazarte y amarrate para llevarte de vuelta,lo haré-siseó-Así que decide si os quedareis tranquila o seguirás dandome lucha.
-Prefiero darte lucha.-respondió aquella sin amilanarse. Christian la miró con furia. ¡Que hermana tan testaruda le había tocado, por dios!
Se sacó una cuerda del bolsillo de su chaqueta y forcejeó con su hermana para amarrarle las manos. Lo mas peligroso que tenía Selemí, además de su lengua bifída, eran sus manos y era lo primero que debía ser sometido. Pero esta, indispuesta a dejarse someter, forcejeó contra el idiota de su hermano. Prefería arrancarse la lengua antes de dejarse humillar de aquella manera.
-Chicos.-intervino Jared, deseoso de la paz entre los guerrilleros-Por favor, sean maduros. Christian, ¡Sueltala! Te va a pegar, hermano. Yo se lo que te dijo. Te lo dije.-añadió, cuando Selemí le atascó otro bofetón en la mejilla tan fuerte que lo hizo tambalearse hacia atrás-¡No me escuchas!-siguió Jared-¡Ya déjala! Como si no conocieras a tu hermana.
Christian lo miró con rabia. Aunque le costará reconocerlo, Jared tenía razón. Selemí lo castraría antes de dejarse someter.
-¿Que pasa aquí?
Esa voz hizo que los tres chicos se girarán. Un chico moreno de ojos oscuros y piel bronceada se acercaba a ellos acompañado de tres chicas. Una morena,
una pelirroja
y una rubia.
-Lo mismo de siempre.-respondió Jared, señalando al par de gemelos-Christian, quiso darle una lección a su hermana y Selemí se lo madreo. Nada fuera de lo común.
El chico y las chicas rieron. Ya extrañaban aquellos tiempos. La morena y la pelirroja se acercaron a Selemí, mientras la rubia se acercó a Christian.
-¡Cuánto tiempo sin saber de ti, nena!-exclamó la pelirroja, de nombre Vanessa, abrazándola. Selemí le regreso el abrazo, encantada.
-¡Me alegro de que vuelvas!-dijo la morena, llamada Gemma, uniendose al abrazo.
-Eso aun esta por verse.-dijo Selemí, rompiendo el abrazo.
Las dos chicas intercambiaron una mirada. Sabían lo terca que se podía poner si se lo proponía.
-¿No quieres volver con nosotros?-preguntó Gemma con pesar.
-No es eso. No quiero volver a la vida que tenía.
-Nadie lo quiere. Pero ese es nuestro destino.
-¿Y por que no cambiarlo? He vivido lejos de toda esa mierda por dos milenios...
-¡Dos milenios!-todos se giraron hacia aquella voz. Bruno había despertado y las había escuchado hablar.-¿has dicho dos milenios?-repitió sin poder creérselo.
-¿Quien es este?-preguntó el moreno a lado de Jared: Jorge.
-Es el chulo de mi hermana.-respondió Christian, irritado.
-No es mi chulo. Es mi amigo.-dijo Selemí.
-¿Acostumbras follar con tus amigos?
-¿A que tu no?-contraatacó Selemí, señalando a la rubia a lado de él.
-¡Ya déjense de pelear!-gimió Gemma-¿Podrían mantener la paz por algunos segundos?
Selemí, suspiró, tratando de relajarse.
-¿Te encuentras mejor?-le preguntó a Bruno.
-¿Te parece que estoy mejor?-replicó este, señalandose la magullada nariz. Recordaba quien se lo había hecho.
Jared sonrió con burla. Si que había disfrutado hacerlo.
Todos lo miraron en silencio. Habían percibido que era un mundano, pero no entendían que hacía ahí o porque Selemí lo protegía tanto. Bruno, adolorido y como pudo, se puso en pie.
-¿Podrían explicarme que chingados paso aquí?
-Me gusta tu manera de hablar.-dijo Vanessa con una sonrisa-Tan cálida y educada. Ya veo porque eres amigo de Selemí.
Bruno miró a la pelirroja, atónito. Aquella chica era preciosa y mirando a las demás, se creyó en el cielo rodeado de...
-¡Ángeles!-exclamó, recordando todo-¡Tu y él...!-señaló a los gemelos Christian y Selemí-¡¿Ellos también?!
Selemí asintió. Vanessa la miró interrogante.
-Mi encantador hermano le dijo todo.
Vanessa resopló.
-Cuando te quedas callado, ¿no?
-Uno no puede engañar a un ser tan inteligente.-se mofó Christian. La rubia a su lado, rió.
Selemí vio a Clarisse con ganas de estrangularla. Era su menos favorita y había disfrutado cada día sin verla.
-Bueno, ya basta de tanta charla.-dijo Jared-Debemos movernos.
-¿Y que pasará con él?-preguntó Vanessa.
-Pues ya que nuestro querido Christian abrió la bocota, lo mejor será que nos lo llevemos y lo matemos allá. Así habrá para la cena.
-¡¿Qué?!-exclamó el aludido.
-Esta bromeando.-dijo Selemí en tono cansino-Ven, yo te ayudo.
Tomó a Bruno, que temblaba y le paso uno de sus brazos por la cintura.
-Ni hablar.-dijo Jorge-Yo lo llevo.-añadió quitandoselo.
Ante los atónitos ojos de Bruno, los siete Arcángeles extendieron sus alas y sin que tuviera tiempo de prepararse, Jorge alzó el vuelo. Debatiendose entre gritar o no, Bruno decidio permanecer quieto. Jared le lanzaba miradas burlonas y no quería darle motivos para que lo siguiera molestando.
Selemí de vez en cuando, daba rodeos cerca de Jorge para asegurarse de que Bruno volara bien. Jorge la tranquilizaba. Si quien llevará a Bruno fuera Jared o Christian temería que lo dejarán caer desde aquella altura.
Christian lideraba toda la comitiva. Ni siquiera sabía a donde volaban, pero entre mas lejos mejor.
Quería
aprovechar la buena disposición que su hermana mostraba sin darse
cuenta. Ella, inconscientemente había volado con ellos, por recuerdo
a la costumbre de antes. Cuando volaban unidos a todos lados. En
automático, había alzado el vuelo al notar que los demas lo hacían.
Jared, volando junto a Christian se burlaba de Bruno, que intentaba por todos los medios de no poner expresión asustada o maravillada.
Jorge al notar el temor de Bruno, reprimió una sonrisa y lo asió mas fuerte.
Después de una hora de vuelo, Christian redujo la velocidad. El grupo entero aterrizó junto a un lago.
El sol ya se asomaba en el horizonte. Habían volado un gran trayecto y todos estaban cansados y hambrientos.
-¿Qué hacemos aquí?-preguntó Selemí.
-Descansar.-respondió Christian-Acamparemos aquí.
Sin ánimo para discutir, Selemí se sentó en un tronco cerca del agua. Ni siquiera sabía que hacía aquí de nuevo. Pero ya después, pensaría en eso. Un buen descanso le vendría bien.
-Hey.
-Hey.-respondió Selemí.
-¿Quieres dormir?-preguntó Jared, sentandose a lado de ella.
-La verdad, sí. Pero, necesito saber como esta Bruno, primero.-dijo, haciendo un ademán de levantarse. Jared la tomó del brazo, deteniéndola.
-Oye, ¿Qué traes con ese wey? ¿Es tu novio?
-¿Qué? no. Es solo mi amigo, Jared.-respondió, extrañada.
Jared no pareció muy convencido con su respuesta pero la soltó. Selemí, aún sorprendida por la pregunta, caminó hacia Bruno.
-Oye, ¿estás bien?-le preguntó.
-Sí, claro.
Su respuesta sárcastica no le gustó mucho. Pero, estaba cansada y de malas, no le hubiera gustado discutir con él.
-Bien. Cuando estés mas tranquilo para hablar, hablaremos. Yo iré a descansar un poco.
Se dio la vuelta, buscando con la mirada un rinconcito para echarse a dormir. Pero Jared ya se había adelantado y le había preparado un pequeño lecho. Había sacado mantas de quién sabe donde.
-¿Cómo hiciste esto?
-No por nada tu hermano decidio descansar aquí.
-¿De que hablas?
-Aquí hemos estado acampando por algunas semanas. No me preguntes por que, porque no lo sé. Solo acuéstate y duerme un poco.
Bueno, no se negaría mas. Se acurrucó en el cómodo lecho que Jared le había hecho y se durmió de inmediato.
* * *
El delicioso olor del perfume de Jared le inundó la nariz. Su mente ya había despertado y escuchaba el suave batir del aire y el susurro del agua pero sus párpados se sentían pesados. Dándose por vencida, se obligó a abrir los ojos.
Los demás chicos estaban holgazaneando igual que ella. Recostados o dormidos cerca de ella.
-Buenos días, lindura.
Jared estaba sentado a lado de ella y en apariencia, se veía que también acababa de despertar. Selemí le sonrió, somnolienta.
-Buenos días.-respondió con voz ronca.
Un gruñido detrás de ella la hizo darse la vuelta. Christian se estaba desperezándose. Al parecer, había dormido en medio de áquellos dos guapos.
“El sueño de toda chica” pensó con ironía.
El olor de Jared le volvió a llegar y se dio cuenta de que estaba arropada con la chaqueta negra de
cuero
de este. No quiso siquiera voltear a ver a Jared, pero áquel gesto
la había conmovido. Jared se había quedado solo con una camiseta
blanca que no le quitaba lo guapo ni un gramo.
Los chicos comenzaron a despertar uno por uno. Sin perder más tiempo, Christian se puso en pie.
-Bien, chicos. Espero hayeís descansado bien. Debemos buscar algo de comer. Esperen, ¿dónde esta el mundano?
El corazón de Selemí se paralizó. De inmediato, se puso en pie.
Bruno no se veía por ningún lado.
-¡Buscadlo!
Los siete Arcángeles así lo hicieron. Vanessa olió el rastro hacia el bosque y sin decir nada a nadie, alzó el vuelo. Los árboles eran altos y el follaje estorbaba, no podía ver claramente hacia abajo. Los demás la imitaron y se separaron, tratando de abarcar lo más posible.
Christian ni siquiera sabía porque se había preocupado por áquel humano, pero al ver la expresión angustiada de su hermana, supo que si no lo encontraban se vería en un aprieto con ella.
¡Maldito mundano, cobarde!
Selemí paseaba la vista por debajo de ella, desesperada por encontrarlo. ¡¿Cómo se le ocurrió escapar?! La selva lo mataría. Había demasiados peligros para él. No estaba preparado para enfrentarse a algún animal. ¿Y si se lo comía una pantera o un cocodrilo?
-¡Idiota!-siséo.-¡Nomás te encuentro te juró que te mato!
-Entoncés, déjemoslo así.-dijo Christian.-Si de todos modos los vaís a matar no tiene caso que lo busquemos.
-¡Christian! No es momento para jugar.
-¡Oh, claro que no! Lo fuera, pero el gilipollas de tu amiguito quiso jugar a las escondidas.
Ya estaba por responderle, cuando la voz de Vanessa los alertó. Los chicos siguieron el sonido y aterrizaron junto a una orgullosa Vanessa, un asustado Bruno y una pantera muerta.
Apenas aterrizando, Selemí se enfrentó a Bruno. Sus alas se arrastraban detrás de ella.
-¿Tu estás idiota o qué?-le espetó-¿Ya te das cuenta
del
peligro que corres?
-¿Y con ustedes no corro alguno?-replicó este
.-¡Claro que no!-gritó Vanessa-¡Si no te hubiera encontrado a tiempo, esa pantera hubiera terminado contigo!
Las chicas fulminaron con la mirada a Bruno, mientras los chicos sonreían divertidos. Lo mejor era nunca hacer enojar a ese par y ese chico debía aprender la lección.
Aliviada y a la vez furiosa, Selemí se tuvo que contener para no golpearlo, pero aún así lo tomó del cuello y lo acercó a su cara.
-¡Como vuelvas a escapar, te juró que tu menor miedo será ser destrozado por panteras!-le siseó a la cara.
Bruno abrió los ojos como platos ante áquella amenaza. El miedo que había tenido al ver a áquella pantera había sido superado al ver el brillo asesino en los ojos de Selemí.
-¡Serás gilipollas!-murmuró Clarisse con su voz española.
-Bueno, que bueno que os encontraís bien.-dijo Christian casi mordiéndose la lengua por mentiroso.-Pero, tengo hambre y después del susto tengo áun mas. Esa pantera nos servirá por ahora.
-¿Las panteras se comen?-preguntó Gemma con curiosidad.
-Solo esta bromeando.-respondió Jorge, sonriendo.
-Pues vaya forma de bromear.
-Volvamos al lago.-ordenó Christian.-Seguro podemos pescar algo.
-¿Quién llevará a la reinita?-preguntó Jared.
-Lo llevarás tu.-le respondió Christian haciendo que la sonrisa de Jared, desapareciera.